google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Alfonso VI de León y Castilla
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26 de octubre de 2017

Salen a la luz los orígenes romanos de la muralla de Ávila

El análisis de 15 metros de lienzo data el monumento en el siglo I, más antiguo de lo estimado hasta ahora. La muralla romana afloró a una profundidad de 6,5 metros, y tiene una altura de entre 1,40 y 2,40 metros.
Restos arqueológicos de la muralla de Ávila datados en el s. I.
FOTO: AYUNTAMIENTO DE ÁVILA
Nuevas excavaciones arqueológicas realizadas en la muralla de Ávila con motivo de su restauración —un proceso continuo— datan los restos hallados en el siglo I, en la Hispania romana, cuando tradicionalmente se situaba el origen de esa barrera defensiva en los siglos IV y V, la etapa de crisis por las invasiones bárbaras. El teniente de alcalde de Patrimonio, Turismo y Servicios a la Ciudad, Héctor Palencia, dió a conocer ayer los detalles del análisis de 15 metros del lienzo oeste de la muralla que ubican en la época romana la construcción más simbólica del patrimonio de Ávila. Esos restos estaban a una profundidad de 6,5 metros, y tienen una altura de entre 1,40 metros y 2,40.

Palencia ha destacado "la enorme importancia" del hallazgo, que demuestra que la muralla es romana, "algo de lo que tanto se había hablado pero de lo que no había pruebas". "Sin embargo, hoy presentamos esas pruebas. Tanto en la zona oeste, en el lienzo interno del río Adaja, como en la zona de la puerta del Alcázar, se ha podido documentar, sin lugar a dudas, que la muralla es del siglo I, y que luego se rehízo en los siglos IV y V”. Sin embargo, la muralla que ven hoy día los turistas es la conocida como la "de la Repoblación", porque es la que "en el siglo XI mandó construir el rey Alfonso VI para consolidar la frontera castellana".

La fundación de la ciudad de Ávila se había datado en torno al siglo I, “pero solo se tenían restos arqueológicos de viviendas, talleres o calles, no de la muralla”, subraya el comunicado del Ayuntamiento de Ávila que, añade, “tanto la zona este como la oeste, la actual muralla se eleva sobre las anteriores”. El perímetro de esta cerca militar es de 2.516 metros y tiene nueve puertas a lo largo de su recorrido.

CONTRACERCAS Y FOSO
Rosa Ruiz, arqueóloga del Ayuntamiento de Ávila, se ha referido precisamente a una de esas entradas, "la puerta del Mercado Grande (o del Alcázar), que debió de tener unos cubos de similares dimensiones a los actuales". También ha destacado "la complejidad" de este sistema defensivo, apreciable sobre todo en su zona este, por la existencia de "contracercas" que suponían una mayor dificultad de ataque para los invasores. Las "contracercas" eran paredes levantadas delante de la muralla, "más bajas, pero que se construían para impedir a los invasores llegar a la muralla", ha explicado por teléfono Ruiz. Entre ambas construcciones había un foso.

Ruiz ha añadido que esta investigación "acaba con muchas especulaciones sobre la etapa de construcción de la muralla", y hace suponer que "en muchas zonas, la muralla debía de estar embutida en la medieval". También confirma el proceso, de finales del siglo I antes de Cristo, en el que los vetones, los pobladores prerromanos que guerreaban entre ellos y vivían en castros en la zona, fueron obligados por los romanos a abandonar ese territorio e instalarse en el interior de la muralla.

Para continuar con la excavación en la zona este de la muralla hay una ayuda al patrimonio de 25.900 euros procedente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, a la que se suma otra de 15.000 euros aportada por el consistorio de esta ciudad castellana de 58.000 habitantes. Ávila fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en el año 1985 y la visitan cada año unos 400.000 turistas, en su mayoría procedentes de Madrid.

7 de agosto de 2011

El Arca Santa de Oviedo: la joya románica más preciada

Arca Santa de Oviedo.
No se puede hablar de la Cámara Santa sin hacer referencia al Arca de las Reliquias, la caja, que procedente de Toledo, llegó a Asturias para evitar su caída en manos musulmanas. Fue precisamente el rey Alfonso VI, que habría presenciado su apertura en Oviedo, quien, viendo su pobreza, ordenó labrar otra de plata vista y plata sobredorada para guardar las reliquias.

Es la que ahora se encuentra custodiada en la Cámara Santa junto a las cruces de los Ángeles, la Victoria y la Caja de las Ágatas, tres joyas que forman parte del tesoro más preciado de la Catedral. El frente del Arca Santa representa a Cristo rodeado de cuatro ángeles y del apostolado. En las paredes laterales se representan escenas de la vida de Cristo con inscripciones en latín y árabe. La tapa, que ejerce como tabla de altar, representa la crucifixión y es, iconográficamente, la más importante junto con el frontal.

El arca es, según los estudiosos, una obra de orfebrería magistral que se sitúa como la primera románica conservada. Hevia Ballina no duda del valor espiritual y artístico del Arca, a la que considera «la reliquia más preciada de la Cámara Santa». Fue una de las piezas que resultaron perjudicadas en la explosión que durante la Revolución de 1934 afectó a la Catedral, pues quedó desmontada bajo los escombros, aunque posteriormente pudo recomponerse bajo la dirección de Manuel Gómez-Moreno.

No sólo el Arca Santa sufrió los efectos del bombardeo, también se vieron afectados los restos de pintura del Calvario, que se perdieron definitivamente al derrumbarse la pared. La Cámara Santa se salvó de milagro de la voladura que afectó a la bóveda y también a la cripta de Santa Leocadia, localizada en la parte inferior, donde fueron a parar la Cruz de los Ángeles y la Cruz de la Victoria, que no sufrieron desperfectos gracias a que un banco había financiado algunos años antes vitrinas resistentes que les sirvieron de protección.

Desde el siglo XII, la Cámara Santa se constituye como un centro de peregrinación que tiene su mayor apogeo en los siglos XVII y XVIII, momento en el que se construye la escalera noble que asciende desde la Catedral y que muestra la huella de centenares de pisadas en el pronunciado desgaste de sus peldaños.

El estilo románico de la Cámara Santa marca la diferencia con el carácter rural de otras creaciones al dar muestras de una riqueza y un valor artístico que en nada desmerece de los grandes ejemplos del Románico internacional.

25 de abril de 2010

Toledo: la ciudad de las tres culturas

Tras su conquista por Alfonso VI en 1085, Toledo se convirtió en encucijada de tres culturas y ejemplo de convivencia entre mudéjares, mozárabes, judíos y cristianos del norte, acogiendo iniciativas culturales tan notables como la de la famosa Escuela de Traductores.


Tras ocupar Toledo en 1085, Alfonso VI de León y Castilla garantizó los derechos de los musulmanes, los judíos y los cristianos arabizados que vivían en la ciudad, dando así inicio a un pionero ensayo de tolerancia. Toledo se convirtió en la ciudad de las tres culturas. Al contemplar la ciudad encaramada sobre su promontorio y abrazada por las gargantas que el Tajo ha tallado en la roca, al-Idrisi, el gran viajero andalusí del siglo XII, podía exclamar con justicia: «Toledo está por encima de cuanto se dice de ella.
Dios la ha adornado como a una novia, ciñendo su cintura con un río parejo a la Vía Láctea y coronando su cabeza».

No fue éste el único elogio que Toledo suscitó durante la Edad Media. Capital del reino visigodo destruido por la invasión islámica de 711 y que los cristianos querían restaurar, la ciudad del Tajo fue símbolo de unidad y de pluralidad, de la Reconquista y de la tolerancia. Durante siglos residieron dentro de sus muros gentes de diversas religiones y culturas en un clima de convivencia pacífica que se haría legendario. Tras la victoria cristiana de las Navas de Tolosa (1212), cuando la frontera se trasladó a Sierra Morena, la ciudad del Tajo quedó libre de la presión musulmana. La sociedad que se desarrolló en Toledo a lo largo de ese periodo estuvo marcada por la convivencia de comunidades con identidades diferentes, tanto culturales como religiosas. La toma de Toledo en 1085 se tradujo en una capitulación que favorecía a todos sus habitantes.

Alfonso VI se comprometió a respetar los bienes y creencias de los musulmanes, aunque estaban obligados a satisfacer los impuestos que antes pagaban a las autoridades musulmanas. Aunque, según el acuerdo de capitulación los musulmanes podían conservar la gran mezquita, en 1086 el arzobispo de Toledo la ocupó y la consagró como catedral cristiana. En 1090 Alfonso VI otorgó a los judíos que vivían en su reino un fuero conocido como ‘Carta inter christianos et judaeos’ que les equiparaba en derechos a los cristianos. Las autoridades cristianas de Toledo dictaron normas por las que se prohibía a los mudéjares compartir mesa o casarse con cristianos y acceder a cargos públicos. Mientras que mozárabes y mudéjares convivían abiertamente en la ciudad, los judíos, cuya presencia en Toledo se remontaba a la época romana, residían en un barrio propio. Los judíos de Toledo desempeñaron numerosos oficios de carácter artesanal, pero destacaron en el ámbito del comercio y las finanzas, y desempeñaron un importante papel en la vida intelectual de la ciudad. Durante la ocupación cristiana, Toledo no sufrió destrucciones ni saqueos, por lo que conservó su trama urbana y sus edificios más emblemáticos. Por último, entre 1252 y 1284 Alfonso X marcó el apogeo de la Escuela de Traductores.

Via: historiang.com