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12 de mayo de 2017

Documentan tres nuevos abrigos de arte rupestre en Alcañiz (Teruel)

En dos de estos conjuntos -Corral de las Gascas y Barranco del Muerto – se han encontrado figuras de arte rupestre levantino, mientras que en el tercero -Mas del Obispo- ha sido documentado un panel de pinturas esquemáticas, de las que no existían hasta ahora vestigios en el Bajo Aragón.
Jesús Carlos Villanueva y José Antonio Benavente en el abrigo Corral de las Gascas.
La dirección general de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón ha iniciado el procedimiento para la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de tres abrigos de arte rupestre descubiertos recientemente por el arqueólogo Jesús Carlos Villanueva en el término municipal de Alcañiz, en el marco de un proyecto de investigación del Taller de Arqueología autorizado por el Gobierno de Aragón. En dos de estos conjuntos -Corral de las Gascas y Barranco del Muerto – se han encontrado figuras de arte rupestre levantino (declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998), mientras que en el tercero -Mas del Obispo- ha sido documentado un panel de pinturas esquemáticas, de las que no existían hasta ahora vestigios en el Bajo Aragón.

Los tres abrigos presentan peculiaridades que los hacen dignos de estudio y protección. En el caso de los de arte rupestre levantino se han documentado figuras de antropomorfos y zoomorfos fáciles de ver, con un alto grado de detalle y realistas, aunque existen motivos muy diluidos en soporte o cubiertos por costras de sales o de depósitos cálcicos. Las pinturas de Corral de las Gasgas y Barranco del Muerto estarían realizadas en época Mesolítica, hace unos 8.000 años, mientras que Mas del Obispo sería de época posterior.

Corral de las Gascas ha despertado un gran interés desde el punto de vista arqueológico por el descubrimiento de un panel con una figura que representa a una cierva, que está pintada en color rojo vinoso y en posición estática. Con unas dimensiones de 22×17 centímetros, el animal aparece en actitud de espera o de alerta y se sitúa en el centro de una composición que podría interpretarse como una escena de caza o acecho que se completa con al menos tres figuras de cazadores provistas de arco. Uno de los personajes, el más visible, se corresponde con un cazador sentado que mira a la cierva.

El investigador y colaborador senior del área de prehistoria del departamento de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad de Zaragoza, Manuel Bea, considera que la composición podría ser única en Aragón por la figura que aparece sentada, “como si estuviera apoyada en la roca, con las piernas hacia adelante y una encima de la otra”. A su juicio, el interés de esta composición radica en que “nos lleva más allá de las escenas de caza del arte rupestre levantino”, ya que este cazador en actitud pasiva aportaría “un componente social y de vida cotidiana de estas sociedades cazadoras-recolectoras”.

Asimismo, en Barranco del Muerto, una oquedad producida por un taffoni, aparece una figura de 80 centímetros de altura plenamente naturalista, que recuerda al arquero también de grandes dimensiones del que se conserva solo una parte en el importante abrigo de Val del Charco de Agua Amarga, también en Alcañiz. Según el investigador de la Universidad de Zaragoza, esta representación humana “podría ser un indicador que señalaría una dirección o una ruta codificada por los artistas levantinos” del Mesolítico.


Por último, en el abrigo de Mas del Obispo destacan dos paneles pintados de estilo esquemático con figuras, barras y retículas. Son alineaciones de trazos, agrupaciones de puntos o parrillas que “no sabemos muy bien lo que significan”, según Bea, que considera factible que estas representaciones esquemáticas se realizaran en época Neolítica o incluso “en la Edad de Bronce, de Hierro o rayando el final de la Prehistoria”. Cabe hasta la posibilidad de que “fueran de época plenamente histórica”.

El descubridor de los abrigos, junto con el arqueólogo José Antonio Benavente, realizaron el año pasado una catalogación de más de 100 grabados, pinturas sobre soporte de piedra, cubetas, canutillos, y otros elementos en la Val de Maella, donde se ubican los abrigos. Según Benavente, el hallazgo de Mas del Obispo “es una novedad porque nunca hasta ahora se había documentado arte esquemático en el Bajo Aragón”. Las evidencias más próximas hay que buscarlas en el Bajo Martín, Mequinenza o Fabara.

PROTECCIÓN
El Gobierno de Aragón informó ayer de que estos tres abrigos serán catalogados como ‘monumento’ en cuanto se apruebe su declaración BIC, se delimitarán y protegerán.

El abrigo de Mas del Obispo cuenta con un proyecto ya aprobado por la comisión provincial de Patrimonio Cultural. Antes de este verano estará ejecutado. Respecto a los otros dos abrigos, ahora están realizándose los trabajos de campo para la elaboración de los respectivos proyectos de cerramiento, según Patrimonio, así que, una vez aprobados por la comisión provincial, podrán ejecutarse “a la mayor brevedad”.

El Taller de Arqueología tiene previsto organizar visitas guiadas a la zona, según apuntó Benavente, pero “antes, hay que proteger los abrigos y cerrarlos, así que tendremos que esperar”.

Aparte queda el estudio y la investigación de las pinturas. El Taller de Arqueología de Alcañiz y la Universidad de Zaragoza han iniciado una colaboración en el seno del Grupo Primeros Pobladores Del Valle del Ebro y del IUCA. Según el investigador Manuel Bea, “lo ideal sería realizar una documentación integral de los conjuntos mediante escáner láser y luz blanca estructurada, pero no tenemos financiación para ello”, aseveró, así que de momento se realizará una documentación fotográfica integral de alta resolución, con tratamiento digital de las figuras y elaboración de calcos digitales para saber y delimitar qué contiene cada abrigo”. Este trabajo no afectará a las pinturas.

18 de agosto de 2015

Sale a la luz un mosaico de los siglos II-III d.C. en La Puebla de Híjar (Teruel)

Se trata de un mosaico polícromo de buena factura con decoración geométrica que pertenece a una villa romana del siglo II o III ubicada en la partida de Campo Palacio. Aunque ya se han descubierto 12 metros cuadrados de mosaico los arqueólogos todavía no lo han delimitado en su totalidad por lo que se desconocen sus dimensiones y estado de conservación. Todo apunta a que la villa romana en la que ha aparecido podría extenderse por una área de unos 1.000 metros cuadrados situada en una pequeña elevación rodeada de fincas de regadío
Un mosaico polícromo de buena factura con decoración geométrica que pertenece a una villa romana del siglo II o III ubicada en la partida de Campo Palacio, en La Puebla de Híjar. Este es el nuevo descubrimiento arqueológico en el Bajo Aragón, un territorio rico en restos íberos y romanos por ser lugar de producción agrícola. La aparición de vestigios de esta villa, rodeada de campos de cultivo, refuerza la hipótesis de que los sistemas de riego de la margen derecha del Ebro tengan una antigüedad cercana a los 2.000 años.

El pasado mes de abril, un vecino de La Puebla de Híjar comunicó al Seprona de la Guardia Civil el hallazgo de un mosaico en Campo Palacio, una partida ya declarada como Zona de Prevención Arqueológica por el Gobierno de Aragón. El Servicio de Prevención y Protección del Patrimonio Cultural habilitó una partida de 2.350 euros (IVA aparte) para documentar y, sobretodo, proteger los restos aparecidos, de cuya existencia se tiene constancia desde finales del siglo XIX, cuando el maestro y secretario del Ayuntamiento de La Puebla Lorenzo Pérez Temprado hizo las primeras investigaciones motivado por su curiosidad.

YA HAN SALIDO 12 m2 de MOSAICO
Estos trabajos, llevados a cabo la semana pasada bajo la dirección de arqueólogos del Gobierno de Aragón, han consistido en una cata exploratoria de 4x4 metros cuadrados de lado en torno a la zona descubierta que han sacado a la luz unos 12 metros cuadrados de mosaico polícromo de buena factura, con decoración geométrica, que no ha sido delimitado en su totalidad y que con toda probabilidad se extiende por las zonas anexas a la cata realizada. 


Para el arqueólogo José Antonio Benavente, el elemento decorativo forma parte, "sin duda, de una villa romana de la que se desconocen sus dimensiones y estado de conservación, pero que parece extenderse por una área de unos 1.000 metros cuadrados situada en una pequeña elevación rodeada de fincas de regadío".

REGADÍOS DE ÉPOCA ROMANA
Este dato no es baladí, pues según Benavente vendría a reforzar la hipótesis de que los sistemas de regadío de la margen derecha del Ebro se remontan a época romana". "La acequia pasa a pocos metros" de esta villa, dijo el investigador, que puso otros ejemplos de la zona del Bajo Aragón. Así, de la presa de Almonacid de la Cuba -en los dominios del río Aguasvivas- parte una gran acequia para regar las tierras de Belchite junto a la ciudad romana de El Pueyo. En el río Martín, la acequia de Gaén está junto a las villas de la Loma del Regadío de Urrea de Gaén (en la que se han documentado hasta cinco grandes prensas de viga para la elaboración de aceite). En Alcañiz, la vieja acequia que riega la Redehuerta pasa muy cerca del yacimiento del Palao.

"Parece probable que se conserve no solo el mosaico, sino parte de las estructuras de esta villa", indicó Benavente. De la misma opinión es Salvador Melguizo, quien junto a Benavente ha codirigido las excavaciones. "Se ve perfectamente cómo hay restos de grandes muros de contención, de habitaciones". En definitiva, vestigios que, de ser excavados, sacarían a la luz con seguridad "infraestructuras de transformación" de productos agrícolas similares a los de la cercana Loma del Regadío.

Esta villa pertenecería a "una familia de terratenientes de poder adquisitivo alto, como indica la propia calidad de este mosaico, que pertenece a una de las habitaciones principales", explicó Benavente.

SIGLO II - III d.C
"La construcción del mosaico parece que pueda ser del siglo II o III después de Cristo", dató Melguizo, quien explicó que, "a partir del Alto Imperio Romano, las élites ricas que vivían en Caesar Augusta (actual Zaragoza) o Tarraco (Tarragona) fueron invirtiendo dinerales en fincas rurales en lo que es la realización de pavimentos y otras decoraciones".

"Eran propietarios y tenían una gran ventaja: la mano de obra era esclava, por lo que el beneficio era máximo". Contaban con elementos de transformación que convertían la oliva en aceite, y las espigas de trigo en grano. "Vendían por el valle del Ebro y, si bajaban por el cauce del río con barcazas, a través del puerto de Tarragona llevaban sus productos por todo el Imperio", prosiguió Melguizo, quien destacó que el Bajo Aragón "ha sido siempre un lugar de producción agrícola y de generación de riquezas".

A estos terratenientes les gustaba hacer alarde de su riqueza construyendo grandes casas con habitaciones decoradas. En La Loma del Regadío o el Camino de Albalate (Calanda) han aparecido ricos mosaicos, "pero si vamos al área del Matarraña o el Guadalope, donde se conservan los mausoleos en los que se enterraban, nos podemos hacer a la idea de toda la riqueza que se generaba en el territorio".

DETALLES COMO EL "NUDO DE SALOMÓN"
Frente al mosaico de La Loma del Regadío, con una decoración espectacular basada en la mitología, los animales y las plantas, los elementos de Campo Palacio son "estrictamente geométricos", indicó Melguizo. Aparecen decoraciones como el Nudo de Salomón, "un motivo geométrico que combina curvas, cuadrados y rectángulos de forma que se asemejan a un nudo". Alrededor hay "motivos vegetales de tallos y plantas". También hay triángulos, rectángulos y diferentes formas que acaban formando el dibujo deseado. Un extremo de la habitación termina en un semicírculo.

(Fuente: Diario de Teruel / Marcos Navarro)

10 de junio de 2015

Un dado hallado en Foz-Calanda (Teruel) podría descifrar números en escritura ibérica

El cubo, de tres centímetros de lado, presenta distintos signos en cada una de sus seis caras. Está fechado a principios del siglo I antes de Cristo y realizado con tierra cocida. Los arqueólogos de la excavación sostienen que puede ser relevante para conocer la equivalencia gráfica del 1 al 6.

Los trabajos arqueológicos que, desde hace una década, se llevan a cabo en los centros alfareros de época íbero-romana de Foz-Calanda (Teruel) han descubierto en esta campaña una piedra cúbica de cerámica, que podría corresponder a un dado de juego y desvelar signos numéricos realizados en el siglo I antes de Cristo. Esta hipótesis arrojaría luz al conocimiento de una escritura con más de 2.000 años de antigüedad y contribuiría, al mismo tiempo, a ayudar a descifrar una lengua con muchas incógnitas.

La investigación en el yacimiento de Mas de Moreno, dirigida por los arqueólogos Alexis Gorgues, profesor de la Universidad de Burdeos Montaigne (Francia), y José Antonio Benavente, director del Taller de Arqueología de Alcañiz, se ha centrado, entre otras actuaciones, en una pequeña extensión donde, entre los siglos III y II antes de Cristo, se tiraban los fragmentos de cerámicas rotas o defectuosas. En esta escombrera, tal y como explicó el especialista francés Gorgues, han hallado «bastantes objetos, entre los que hay unas figuritas que podrían ser juguetes de la época así como una pieza muy extraña, que podría corresponder a un dado». 


PRIMERA SERIE NUMÉRICA EN EL MUNDO IBÉRICO
El cubo, de tres centímetros de lado, con distintos signos en cada una de sus seis caras, está fechado a principios del siglo I antes de Cristo y realizado con tierra cocida. «Se trata de un objeto que nunca ha salido del yacimiento aunque no sabemos por qué, porque no presenta ningún desperfecto visible». Para el director de los trabajos, «si el dado es lo que parece, una pieza de un juego, tendríamos la primera serie numérica que se conoce en el mundo ibérico». En este sentido, adelantó que el hallazgo arrojaría la inscripción de cifras del 1al 6, pero «no podemos tener la certeza de a qué signo correspondería cada uno». 

Alexis Gorgues añadió, desde Burdeos, que «las cifras en íbero son bastante difíciles de identificar, y más aún de entender. Este dado nos podría dar una llave en relación con este asunto». El arqueólogo José Antonio Benavente subrayó la importancia de los «signos del alfabeto ibérico que aparecen en cada una de las caras, y que podrían representar números». «Es un elemento muy interesante –coincidió– para el conocimiento de la escritura ibérica».

UNA ESCRITURA MUY COMPLEJA
Por su parte, Francisco Beltrán, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza, puso de manifiesto ayer que la escritura ibérica es «compleja» y, además, la lengua está «sin descifrar». «Conocemos –dijo– los valores fonéticos de la mayor parte de los signos, aunque no de los numéricos. La escritura ibérica sabemos cómo suena, pero no lo que significa». En este sentido, aclaró que hay inscripciones en las que, con seguridad, aparecen secuencias numéricas que son letras ibéricas, aunque también otros signos que parecen tomados de otros sistemas alfabéticos. «Nos movemos en un terreno de bastante incertidumbre».
 
FIRMA DE LA CASA
El taller de Foz-Calanda, coincidieron los especialistas, «es más antiguo de lo que pensábamos, y llega incluso hasta el siglo IV-III antes de Cristo». «Es uno de los pocos ibéricos con el que podemos reconstruir cómo evolucionó la alfarería tradicional a lo largo de cuatro siglos», explicó Alexis Gorgues.

Esta campaña, además de la aparición de nuevas estructuras, como balsas de decantación de arcillas, se han descubierto sellos e inscripciones en cerámicas que podrían contener el nombre de los dueños del negocio. El hallazgo sería interesante para «estudiar la dispersión de la producción, si se ha localizado en otros lugares, y definir así su área de distribución. 
El programa de excavaciones de este alfar forma parte del plan anual del Consorcio Patrimonio Ibérico de Aragón. En estos últimos años se han descubierto, y excavado parcialmente, siete hornos cerámicos. «Es –indicó Benavente– el yacimiento más importante de Aragón para el conocimiento y estudio de las técnicas de elaboración y producción de la cerámica de época íbero-romana». 
(Fuente: Universidad de Zaragoza)

15 de diciembre de 2014

Descubren un cementerio de mujeres de "alto estatus" en la necrópolis íbérica de Andorra (Teruel)

El análisis de ajuares y huesos arroja resultados inéditos en la arqueología protohistórica peninsular. Los seis túmulos funerarios encontrados a 400 metros del yacimiento ibérico andorrano de El Cabo pudieron albergar exclusivamente restos de mujeres que murieron con edades comprendidas entre los 20 y los 30 años, posiblemente con un elevado estatus social a juzgar por la riqueza de los ajuares depositados en las urnas con las que en la Edad de Hierro se distinguía a la gente pudiente.
Los arqueólogos extraen las dos urnas aparecidas en el túmulo | FOTO: J. A. Benavente/ DIARIO DE TERUEL.
Tras los trabajos de excavación, consolidación y puesta en valor de la necrópolis -realizados entre los años 2005 y 2006 bajo la dirección de los arqueólogos José Antonio Benavente y Fernando Galve-, en los dos últimos años un equipo de investigadores ha analizado los restos recuperados en la excavación. Tanto el estudio de los ajuares metálicos depositados en las urnas, realizado por el investigado Raimon Graells, del Museo de Mainz (Alemania), como de los restos humanos calcinados, realizado por el antropólogo Ignacio Lorenzo, del Gobierno de Aragón, coinciden en una misma atribución de género para los restos humanos allí depositados. De esta forma, todo parece indicar que se trata de un cementerio en el que se enterraron exclusivamente mujeres jóvenes y con un buen estatus social.

"Ha sido una sorpresa para nosotros mismos", reconoció el gerente del Consorcio Patrimonio Ibérico de Aragón, José Antonio Benavente, quien explicó que los ajuares son brazaletes, fíbulas y anillas de pequeño tamaño que se corresponderían con adornos femeninos. En cuanto al estudio de los huesos, se trataría de "personas gráciles", es decir "no musculosas ni fuertes", indicó el arqueólogo Salvador Melguizo, otro componente del equipo de investigación encargado de estudiar las urnas, las estructuras funerarias y el entorno del yacimiento. También ha participado la investigadora Alejandra Balboa, de la Universidad de Toulouse, que ha realizado análisis metalográficos de los ajuares.

"INÉDITO EN LA ARQUEOLOGÍA PROTOHISTÓRICA PENINSULAR"
El hecho de que solamente hayan aparecido elementos decorativos del cuerpo femenino es "inédito en la arqueología protohistórica peninsular", aseveró Benavente. Ello "plantea numerosos interrogantes de tipo sociocultural y ritual, de difícil explicación por el momento, y abre nuevas líneas e hipótesis de trabajo que habrá que confirmar mediante excavaciones en otras necrópolis de características muy similares ya localizadas en los valles del Guadalope y del Bergantes". 


Panorámica de la necrópolis ibérica de El Cabo, formada
 por seis túmulos circulares. FOTO:  C. Piazuelo DIARIO DE TERUEL 
En concreto, el experto se refiere a dos cementerios ibéricos, en Aguaviva y en la Ginebrosa, ambos marcando la ruta de comunicación histórica por el cauce del río Bergantes. "Allí habría que volver a hacer estudios de ajuares y de huesos", indicó Benavente. "Sería la mejor forma de confirmar si este fenómeno se da en otros yacimientos", señaló el máximo responsable de la Ruta Íberos en el Bajo Aragón, a la que pertenece la necrópolis. Otra posibilidad sería que la necrópolis andorrana fuera más grande y, por la erosión, solo se conservasen seis tumbas

"Si aceptamos que existe un cementerio femenino, tenemos que aceptar que hay uno masculino no muy lejos", dijo Melguizo, que se llegó a plantear que "todo esto fuera un error y fuéramos incapaces de diferenciar el sexo de los individuos solo por los ajuares y por los restos sólidos". Y es que "estamos trabajando con cenizas", por lo que "resulta muy complejo" y más si la investigación "es más bien voluntariosa que con medios materiales: no tenemos capacidad de investigaciones de ADN" por falta de financiación.

DOS URNAS EN UN TÚMULO
Uno de los seis túmulos -todos ellos planos y de planta circular- conservaba dos urnas funerarias que fueron depositadas al mismo tiempo, lo que da la clave de que las cenizas de dos mujeres habrían sido depositadas al unísono. "No es muy habitual en la Edad de Hierro, donde empiezan a aparecer tumbas individuales donde el poder de los individuos -forjado a base de intercambios comerciales- se demuestra con riquezas", dijo Melguizo. "Que haya dos urnas juntas puede deberse a que haya una relación familiar muy directa entre individuos", interpretó el arqueólogo.

Preguntado por si le sorprende la edad de la muerte de estas chicas, Melguizo explicó que la esperanza de vida de la época era de 40 años por la dureza de aquellos tiempos.

EL CEMENTERIO NO ES DE "EL CABO"

En plena excavación, en el año 2005, la necrópolis ya arrojó la sorpresa de que, pese a que se encontraba junto al yacimiento de El Cabo -localizado por Endesa en la mina a cielo abierto Corta Barrabasa y trasladado pieza a pieza hasta el parque de San Macario-, ambos no se correspondían en el tiempo. Mientras que el cementerio se sitúa sobre el 600 a.C., el poblado es del 450 a.C.

En este sentido, en la última investigación se ha aprovechado también para realizar prospecciones con un radio de tres kilómetros a la redonda con las que se han localizado varios yacimientos por excavar. "En todo lo que es la Val de Ariño hay un pequeño curso de agua, un pequeño arroyo" que favorecería el asentamiento de núcleos poblacionales, explicó Benavente.

(Fuente: Diario de Teruel / Marcos Navarro)

20 de diciembre de 2013

Nuevos hallazgos en Tiro de Cañón (Teruel) refuerzan la teoría de una gran producción agrícola ibérica en el Bajo Aragón

El descubrimiento de la finca anexa al yacimiento de Tiro de Cañón que amplía su extensión, podría ayudar a confirmar una teoría que manejan los arqueólogos que en los últimos años trabajan en el Bajo Aragón: que junto a los poblamientos ibéricos de periodo tardío se construían también estructuras destinadas al almacenamiento, posiblemente de algún líquido (aceite o vino) y que no se trataría de pequeñas producciones.
Trabajadores de la empresa de excavación en el nuevo "barrio" aparecido en el yacimiento de Tiro Cañón.
Foto:  M.S.Timoneda
Los arqueólogos vinculados al Taller de Arqueología de Alcañiz han seguido, aunque ajenos a la obra, las excavaciones que la empresa Qcalcina ha realizado en la zona. El director del Taller de Arqueología de Alcañiz, José Antonio Benavente, reconoció conocer los trabajos (que saltan además a la vista de cualquier paseante que se acerque por la zona). Sin querer entrar en valoraciones acerca de su conservación (una decisión que corresponde a la dirección general de Patrimonio), Benavente sí destacó que "se está viendo que junto a los poblados de la zona aparecen construcciones de distinto uso relacionadas con actividades de tipo agropecuario que, además, se encuentran debajo de rellenos de tierra bastante densos". Este hecho ha impedido que puedan documentarse muchas estructuras de esta índole, pues sólo en Castellote, en El Palao y en Tiro de Cañón presentan evidencias hasta la fecha.

UN FENÓMENO REPETIDO EN OTROS YACIMIENTOS
La existencia de este tipo de barrios anexos a los poblados es "seguramente, un fenómeno que debe de repetirse en la mayoría de los poblados de esta época", dijo Benavente. Estas estructuras relacionadas con el almacenamiento de productos agrícolas están datadas en los siglos II y I antes de Cristo, aproximadamente entre los años 150 y 50 antes de nuestra Era.

Según el director del Taller de Arqueología de Alcañiz, el mismo tipo de estructuras se han encontrado en El Palao, en concreto en los últimos tramos excavados, y son similares a otras halladas cerca de Castellote. Se trata de habitaciones con pavimentos de yeso, bancos perimetrales para el apoyo de grandes vasijas y con suelos con cierta pendiente, lo que hace pensar en que están construidas para facilitar la recogida de líquidos. Las estructuras que ahora están ya a la luz en el yacimiento de Tiro de Cañón "son idénticas a las de El Palao, y se pueden asociar claramente a la producción importante de productos agrícolas", añadió el arqueólogo.

A su juicio, estos hallazgos "podrían aportar mucha información científica e interesante para que podamos conocer de manera más profunda la cultura ibérica de esta época".

UN POBLADO EXCAVADO EN LOS AÑOS 60 POR ANTONIO BELTRÁN
Las excavaciones que la empresa de arqueología efectúa junto al yacimiento Tiro de Cañón se aprecian a simple vista desde la carretera que conecta el polígono La Estación con Motorland. El desmonte ocupa unos 1.000 metros cuadrados, y desde la lejanía ya se aprecian los aterrazamientos y muros que han salido con los trabajos arqueológicos.

Las excavaciones dirigidas a finales de los años 60 por el profesor Antonio Beltrán determinaron que éste es un yacimiento de la primera Edad del Hierro que continuó con los periodos Ibérico Pleno y Tardío. Fue coetáneo durante parte de su existencia con el yacimiento de El Palao, el poblamiento más amplio e importante del Bajo Aragón. En aquellas excavaciones iniciales por el profesor Beltrán se descubrieron restos de una calle y casas con dependencias interiores, algunas cubiertas con suelo de yeso, según consta en la Carta Arqueológica del Plan General de Ordenación Urbana.

26 de agosto de 2013

El Gobierno de Aragón lleva dos años sin ayudar a las excavaciones arqueológicas

Algunas son financiadas por universidades extranjeras. Las partidas destinadas a su seguridad y limpieza caen hasta un 60%
Campaña de excavaciones en la ciudad romana de Bilbilis (Calatayud), que finalizó el pasado 30 de julio gracias a la ayuda del Ayuntamiento de Calatayud y la Asociación de Amigos de Bilbilis.
Cero euros. Ese es el presupuesto que la Diputación General de Aragón (Gobierno de Aragón) ha destinado estos dos últimos años al plan general de investigación del patrimonio cultural, unas partidas destinadas a mantener y aumentar las excavaciones en yacimientos arqueológicos como Bílbilis (Calatayud), La Caridad (Caminreal) o El Palao (Alcañiz). Tanto Jaime Vicente, exdirector de Patrimonio de la DGA, como José Antonio Benavente, gerente del consorcio Patrimonio Ibérico --que aglutina tres proyectos de investigación-- confirmaron que el plan general de arqueología ha desaparecido y que la DGA se limita cada año a renovar las autorizaciones para realizar excavaciones.

Carlos Sáenz, co-director de las excavaciones en Bílbilis, pone cifras a las consecuencias de estos recortes: "Hace tres años, los yacimientos de Bílbilis y Valdeherrera contaban con un presupuesto de 30.000 euros y ahora está en los 5.000", informó el doctor Sáenz. "Y ese dinero se lo debemos al ayuntamiento de Calatayud y la Asociación de Amigos de Bílbilis", añadió.

FINANCIACIÓN EXTRANJERA
De la misma cantidad --5.000 euros-- disponen los investigadores de los alfares íberos de Foz de Calanda, en la comarca del Bajo Aragón, pero, esta vez, el dinero no proviene de una entidad nacional, sino de una institución extranjera: la Universidad de Burdeos.

Las bruscas caídas en los presupuestos se repiten en los yacimientos del Alto Chacón, La Caridad y la villa romana de Urrea de Gaén --todos en Teruel--, donde "se ha pasado de los 30.000 euros para cada programa a los 11.000, que aporta íntegramente la Diputación de Teruel", aseguró Jaime Vicente, director del Patrimonio de Aragón hasta 2011.




"Al contar con menos dinero, no podemos ampliar las excavaciones y tenemos que trabajar sobre lo ya descubierto", explicó el co-director de Bílbilis. "Además, si antes trabajábamos dos meses, ahora solo lo hacemos uno; y, si antes teníamos un equipo de 30 personas, ahora solo estamos 15. Los estudiantes de Historia ya no tienen posibilidad de trabajar con nosotros durante el verano. Estamos formando arqueólogos precarios".

No solo la investigación se resiente. También lo hacen las partidas destinadas al mantenimiento y la seguridad de los yacimientos. Por ejemplo, el presupuesto que el Consorcio Ibérico destinaba a la limpieza de los 20 sitios prerromanos que tiene a su cargo se ha visto reducido en más de un 60% en los dos últimos años. "Si antes contábamos con 30.000 euros, ahora solo disponemos de 9.500, aportados íntegramente por la comarca del Matarraña. Esto, lógicamente, repercute en el nivel de conservación de estos yacimientos", aseguró el gerente del consorcio, José Antonio Benavente.

(Fuente: El Periódico de Aragón / I. Pérez)

29 de mayo de 2013

Un estudio sitúa cientos de túmulos funerarios íberos en la Comarca del Matarraña (Teruel)

Algunas de las tumbas localizadas son de tipo “monumental”, pues se han encontrado varias que llegan a tener hasta siete u ocho metros de diámetro y que presentan cistas (cámara sepulcral) que llegan al metro y medio de altura.
Varias personas visitan los túmulos funerarios íberos
que recientemente han sido limpiados de vegetación.
Foto: J.A. BENAVENTE
Los arqueólogos José Antonio Benavente y Salvador Melguizo han terminado un estudio, por encargo de la Comarca del Matarraña, de las decenas de tumbas ibéricas que están repartidas por distintos términos municipales. 

Su trabajo ha consistido en realizar una catalogación de estos túmulos, la mayor parte de ellos mencionados en documentos escritos por otros arqueólogos a principios del siglo XX y muchos de ellos expoliados con anterioridad.

Algunas de las tumbas localizadas son de tipo “monumental”, pues se han encontrado varias que llegan a tener hasta siete u ocho metros de diámetro y que presentan cistas (cámara sepulcral) que llegan al metro y medio de altura.

Además de realizar un inventariado de estas pequeñas necrópolis ibéricas, los dos arqueólogos han realizado una propuesta para fijar una única denominación para cada uno de ellos. No en vano, según el arqueólogo José Antonio Benavente, “existen túmulos que en unos documentos se denominan de una manera y en otros aparecen de otra”, algo que lleva a confusión.

La localidad de Cretas, uno de los municipios beneficiados por el descubrimiento de los túmulos acogió el pasado año la IV Edición de las Jornadas Ïberas de la Comarca del Matarraña. 

29 de enero de 2013

Los arqueólogos creen que El Palao fue un gran centro de distribución de aceite

El habítaculo cuadrangular descubierto en la campaña del pasado verano es “idéntico a bodegas de aceite que todavía hoy se conservan en pueblos del Bajo Aragón”. En concreto, el director de la excavación, José Antonio Benavente, ha señalado que “hay una copia idéntica en una vivienda de Castellote”.
El yacimiento íbero-romano de El Palao es uno de los más grandes
que se conocen en el Bajo Aragón.
El yacimiento ibero-romano de El Palau, en Alcañiz,(Teruel) pudo haber sido un gran centro de producción, almacenamiento o de distribución de aceite o vino durante la época en que este poblamiento -uno de los más grandes que se conocen en el Bajo Aragón- alcanzó su máximo apogeo, entre el año 100 antes de Cristo y 100 después de Cristo. En ese momento, el poblamiento ibero ya se encontraba bajo la dominación romana.

Aunque no es una opinión unánime, algunos de los investigadores que han dirigido el último programa de excavaciones en El Palao -Salvador Melguizo, Francisco Marco, Pierre Moret y José Antonio Benavente- sostienen esta hipótesis. Uno de ellos es este último, arqueólogo y director del Taller de Arqueología de Alcañiz, director de la Ruta Iberos en el Bajo Aragón.

Lo que permite apuntar a que El Palau fue un centro neurálgico de producción o distribución de aceite fue el hallazgo -durante la campaña voluntaria de excavaciones realizada el verano pasado- de una habitación de planta rectangular y de unos 25 metros cuadrados que presentaba un tipo de pavimento de cal o yeso blanco con un banco perimetral situado alrededor y donde “se supone que se guardaban diferentes vasijas de almacenamiento”, comentó José Antonio Benavente. Además, las excavaciones sacaron a la luz lo que parece ser un pequeño depósito que sirvió para la recogida de líquidos.

Según el arqueólogo alcañizano, esta zona de almacenamiento hallada recientemente en El Palao se sitúa al noroeste del poblamiento. En su opinión, este habitáculo cuadrangular es “idéntico a bodegas de aceite que todavía hoy se conservan en pueblos del Bajo Aragón”. En concreto, señaló que “hay una copia idéntica en una vivienda de Castellote”.

(Fuente: Diario de Teruel / Maribel S. Timoneda)