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2 de febrero de 2015

Descubren restos de la Edad del Hierro en el islote de San Martiño, en Cambados (Pontevedra)

Los arqueólogos han encontrado en el islote de San Sadurniño piezas de cerámica datadas entre los siglos VII y IX a.C., los más antiguos documentados en Cambados.
Los técnicos han constatado también que el torreón que preside el islote es de origen medieval, aunque no descartan que pudiera asentarse sobre la estructura de otro anterior. FOTO: MARTINA MISER / LA VOZ DE GALICIA 
Las sospechas se confirman. En el islote de San Sadurniño (Cambados) hubo presencia humana entre los siglos VII y IX a.C.. El equipo que dirige el arqueólogo del Concello de Cambados, Ángel Acuña, acaba de descubrir varias piezas de cerámica que, en una primera inspección, han datado en la primera Edad de Hierro, esto es, entre los años 600 y 800 antes de Cristo.

El descubrimiento ha sido recibido con entusiasmo por los arqueólogos pues hasta ahora no había pruebas que avalaran esta tesis. Además, estas pequeñas piezas encontradas entre la tierra suponen el hallazgo arqueológico más antiguo de cuantos hay documentados en Cambados.

PRUEBAS DEL MEDIEVO
Además de estas excepcionales cerámicas, los técnicos han recogido en San Sadurniño otros restos que constatan lo que ya se daba por hecho; que allí hubo un asentamiento humano posterior, correspondiente al Medievo moderno, asociado a la torre que preside el islote. Y más que podrían aparecer. 


Desde hace semanas un equipo de cuatro personas elabora el levantamiento topográfico en la isla con la finalidad de realizar una planimetría amplia y detallada y acometer la limpieza y la documentación de los perfiles arqueológicos. Y los trabajos continuarán todavía durante un mes, aproximadamente.

TAPAR LO EXCAVADO
Una vez concluyan las excavaciones y limpiezas está previsto instalar en diversos puntos de los lindes perimetrales de la isla jaulas metálicas rellenas de piedra para proteger los restos que han salido a la luz de los efectos de los temporales y, en consecuencia, evitar su deterioro. 

Las mareas del año pasado dejaron al descubierto restos óseos y de cerámica
en el islote. FOTO: MARTINA MISER.
El año pasado, las mareas se llevaron parte de la arena de este litoral dejando al descubierto restos óseos y de cerámica, y en el Concello de Cambados no quieren que esto vuelva a ocurrir. Y como quiera que no hay dinero para seguir excavando y tampoco hay unanimidad entre los técnicos respecto a la conveniencia de seguir removiendo la tierra, se ha optado por ocultar este patrimonio, sin perjuicio de que en el futuro se puedan ampliar estas prospecciones.

DESCARTAN QUE LA TORRE SEA COETÁNEA A LAS DE CATOIRA Y A LANZADA
Además de los hallazgos mencionados, los trabajos que se están haciendo en San Sadurniño le permiten al arqueólogo del Concello llegar a otra conclusión: la torre que preside el islote se construyó entre el siglo XV y el siglo XVI, «lo cual no descarta que hubiera otra torre con anterioridad», explica Acuña.

Hay otros factores a considerar a la hora de hacer este diagnóstico, como por ejemplo el tamaño de los sillares y la decoración pétrea que se observa en la vieja torre, que se asemeja a la de las ruinas de Santa Mariña Dozo.

En su opinión, no hay referencias documentales ni pruebas físicas que permitan afirmar que la de San Sadurniño pertenezca a la red de torres defensivas levantadas en la ría en el siglo XI para proteger la costa de las incursiones vikingas, caso de la de A Lanzada, las de Oeste en Catoira o la desaparecida de Cálago en Vilanova. «Esta torre no domina la lejanía como pasa con las otras», apunta Acuña.

Con todo, el arqueólogo no descarta que la torre medieval tuviera su origen en una estructura anterior. La única forma de comprobarlo sería excavando los cimientos de la misma, pero esta operación es de máxima dificultad teniendo en cuenta que el suelo sobre el que se asienta la torre es de roca. Tampoco parece que esta vaya a ser una prioridad del Concello.

(Fuente: La Voz de Galicia / Bea Costa)

20 de enero de 2015

Un equipo de arqueólogos rastrea las huellas de los vikingos por la costa de Lugo

La arqueóloga Irene García Losquiño, de la Universidad escocesa de Aberdeen, rastrea probables asentamientos de este pueblo nórdico en Galicia, tras el descubrimiento la pasada primavera en las playas lucenses de O Vicedo de un posible muelle de amarre, varios lastres de sílex (mineral casi inexistente en Galicia pero muy abundante en las costas inglesas y normandas) y de dos anclas de piedra.
La Dra Irene García Losquiño y el Dr. Jan Henrik Fallgren en un posible yacimiento arqueológico vikingo en el norte de España. Imagen: Universidad de Aberdeen.
La arqueóloga valenciana Irene García Losquiño, de la Universidad de Aberdeen (Escocia), lidera el primer estudio exhaustivo acerca de los asentamientos vikingos en nuestro país. «Se ha escrito mucho acerca de las incursiones vikingas en el norte de España. Sin embargo, arqueológicamente, no se ha hecho absolutamente nada en el plano académico», ha afirmado esta investigadora en una entrevista concedida a la revista Arqueology.

EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS
García Losquiño visitaba Galicia junto a los arqueólogos Jan-Henrik Fallgren e Ylva Backstorm, especialistas en vikingos y ostología, respectivamente, y el documentalista Kenneth Oakes, la pasada primavera. Los especialistas acudieron a la zona después de que la Asociación Mariña Patrimonio encontrara restos arqueológicos en O Vicedo (Lugo) que los temporales sacaron a la luz. Se trataba de lastres (pesos que necesitan las embarcaciones para mantener la estabilidad) de sílex (casi inexistente en Galicia pero muy abundante en las costas inglesas y normandas) y de dos anclas de piedra.

Una de las anclas de piedra encontradas en O Vicedo.
Foto: ARQUEOLOGIA SUBACUÁTICA 

El equipo de García Losquiño estudió los citados restos y encontraron varios signos reveladores de la presencia de vikingos. 

Sobre la playa donde fueron encontrados había un montículo, donde los habitantes de la zona afirman que había una fortaleza con características típicamente normandas, «con la ayuda de un geógrafo ahora pensamos que era un muelle de amarre asignado a una fortaleza naval que solo se encuentra en Irlanda con los primeros vikingos».

MAPAS AÉREOS
La investigación también ha estado comparando mapas aéreos a partir de los años 1950 con imágenes de satélite para buscar asentamientos adicionales. «Queremos encontrar algo datable y, a partir de ahí, registrar los movimientos que les llevaron a establecer sus asentamientos» ha afirmado esta especialista.

El proyecto de García Losquiño (que incluiría, al parecer, un documental) de investigar el pasado vikingo de la Península Ibérica pasa por la captación de fondos públicos para rastrear los yacimientos, que tiene previsto abrir al público, así como dejar que aporten sus propios hallazgos a las exposiciones.

(Fuente: ABC)

26 de septiembre de 2014

Una muralla romana revela el antiguo cauce del río Guadalquivir en Sevilla

Los arqueólogos que realizan las catas previas al soterramiento de los contenedores se encontraron el miércoles con una estructura de sillares romanos del siglo I que se corresponde muy probablemente a un dique, malecón, muelle o a la propia muralla de la ciudad que confirmaría que el cauce del Guadalquivir pasaba exactamente por el trazado de la actual calle Sierpes para, en épocas posteriores, ir desplazándose hacia la Plaza del Duque hasta llegar a la localización actual. 
Restos de la muralla romana aparecidos en la calle Sierpes. FOTO: EL CORREO DE ANDALUCÏA
Este muro también ofrece información fiable del límite de la ciudad. El río de entonces (El Baetis romano) era muy diferente al de hoy, un río muy mediterráneo y tan vivo como para ir paulatinamente desplazándose lateralmente en sentido Oeste hasta su ubicación actual, tal como se refleja en las investigaciones del profesor Francisco Borja. 

Así lo explica Álvaro Jiménez, arqueólogo de la empresa Arqueópolis, que junto a Pablo Oliva, se encarga de las catas preceptivas en cada lugar del distrito Casco Antiguo donde está previsto el soterramiento de los contenedores de acuerdo con los planes del Ayuntamiento.

OPUS CAEMETICIUM
La estructura romana que han hallado Jiménez y Oliva presenta la singularidad de ser del conocido como hormigón romano (opus caementicium). Se trata de un tipo de material hecho de mortero y de piedras de todo tipo (de residuos, fundamentalmente) que tiene la apariencia del hormigón actual. La mezcla se hacía a pie de obra, alternando paladas de mortero con guijarros. Este hormigón tiene un revestimiento de sillares que es el que se encontró ayer a una profundidad de entre 2 y 4,5 metros.

La estructura romana está reaprovechada en el siglo X, en la Sevilla Califal. Jiménez considera que la estructura romana debió ser muy potente, tan es así que pervivió y fue reutilizada, sobre todo como estructura de defensa tras la invasión vikinga que sufrió la ciudad a mediados del siglo IX. 

El sitio y la entidad de los restos encontrados hacen de este hallazgo un vestigio "muy importante" que, en primera instancia, ofrece una conclusión clara: "Estamos ante la estructura de la Sevilla romana más al oeste de la ciudad, no olvidemos que el río estaba en Sierpes, que estamos refiriéndonos a una época en la que el puerto fluvial está en auge. 

UN RÍO VIVO
Muy probablemente el modelo actual de división tradicional de separación entre Sevilla y Triana no existía, porque este río era de unas características muy distintas al de hoy. El Guadalquivir es un río vivo, que se ha movido". La datación en el siglo I se puede producir por los restos de relleno de cerámica posteriores de los que se tiene seguridad que son del siglo II.

La obra de soterramiento de los contenedores se modifica levemente en el caso de la Campana para no afectar en ningún caso a los restos hallados. Ninguno de los sillares será destruido ni sufrirá por la instalación de los recipientes de recogida de basura.

Con motivo de este hallazdo, Jiménez recuerda las investigaciones del profesor Francisco Collantes, padre de la Arqueología sevillana, cuando en los años 50 de la pasada centuria ya descubrió unos muros de sillares entre la calle Orfila y la Campana.

(Fuente: Diario de Sevilla / Carlos Navarro Antolín)